La vid es uno de los cultivos más importantes de nuestro país. Con 215 mil hectáreas de viñas plantadas, Argentina produce vino en 14 de las 23 provincias, colocándose como el quinto productor vitivinícola en el mundo.

Sabemos que a la vid se la caracteriza por ser una planta de buena producción, pero con ciertos requerimientos edafoclimáticos que condicionan su desarrollo. Respecto a su necesidad hídrica, ésta varía en función de las etapas de crecimiento en que se encuentre. De esta manera, en momentos como la brotación, la floración y la maduración de los frutos se requieren niveles mayores de agua, que, en el caso de provincias de clima seco genera una gran dificultad a tener en cuenta. La falta de agua a partir del cuajado de la vid puede reducir el tamaño de las bayas. Y, por el contrario, si los riegos son muy frecuentes o excesivos en la época de vendimia pueden retrasar la maduración de los frutos o incrementar la compactación de los racimos, dando lugar a que se generen enfermedades por la aparición de hongos.

En plantas jóvenes, con un sistema radicular pequeño, es necesario regar con mayor frecuencia que en plantas maduras. Igualmente, viñedos con raíces dañadas por hongos, insectos, etc., deben llevar un riego más frecuente para compensar la disminución de su capacidad de absorción.

Ante estos desafíos es importante tomar decisiones que apoyen el correcto desarrollo de la planta, para así lograr una producción de calidad y cantidad. Una de estas medidas es la elección de un sistema de riego eficiente, que permita llevar adelante todos los cuidados que la vid requiere.

Desde Masteragua proponemos el uso del riego tecnificado por goteo, con la principal ventaja de que puede ser utilizado en terrenos con topografía irregular o en suelos con permeabilidad inadecuada, como es el caso de algunas provincias argentinas. Además, logra el ahorro de una gran cantidad de agua, alcanza una eficiencia de riego de hasta un 80% y permite una dosificación controlada.

Entre otros beneficios, instalar un sistema de riego por goteo para el cultivo de vid, se pueden mencionar los siguientes:

– Minimiza los problemas de infiltración: ya que al regarse gota a gota no se producen escorrentías que se pierden por infiltración rápida.

– Reduce las pérdidas por evaporación.

– Evita la aparición de enfermedades fúngicas: debido a una reducción de la humedad en la parte aérea de la planta y en el ambiente.

– No interfiere en el resto de los trabajos realizados en el cultivo: como es el caso de la vendimia mecanizada.

– Permite incorporar nutrientes para la vid: aplicándolos en las dosis y momentos óptimos ya disueltos en agua, logrando una fertilización más efectiva y localizada.

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