Dr. Luis Wall, en Mendoza.
“El suelo es un reservorio enorme de diversidad biológica donde estamos acostumbrados a ver la fauna del suelo; pero desconocemos otra parte esencial que es la microbiota, que para representarla en términos numéricos podemos decir que, en un 1 gramo de suelo, -una cucharadita de té- viven 10 mil millones de microorganismos y entre 100 y 200 metros de filamentos de hongos, los cuales hoy podemos estudiar gracias a la tecnología que nos permite aislar el ADN y así descubrir una gran parte de la biología que antes era desconocida para la ciencia”, explicó el doctor Luis Wall, en las charlas que brindó en Mendoza y San Juan, organizadas por Simbios, la red proveedora de soluciones integrales para la recuperación y conservación del suelo, en forma conjunta con la compañía Agrocube.
En sintonía con las tendencias que orientan la producción hacia sistemas más sustentables, el especialista enfatizó sobre la importancia de explorar la microbiota dado que, después de las plantas, el segundo mayor reservorio de carbono del planeta son las bacterias: “El carbono del planeta está en las plantas y en los microorganismos. Por eso cuando hablamos de captura de carbono para revertir los efectos del cambio climático, hay que pensar también en la microbiología del planeta”.
En cuanto a las funciones de la microbiota, el Dr. Wall indicó que esta gran comunidad de microorganismos es capaz de transformar la materia, de generar estructura y de establecer redes de interacción: “así como las redes sociales de interacción humana, lo que se ha podido establecer es que cuando un suelo tiene un desarrollo microbiológico con mayor conectividad se convierte en un suelo más resiliente, que captura más carbono y es más productivo”.
Sobre las plantas, Wall las describió como un sistema simbiótico, como un holobionte. “De alguna manera, la microbiología del suelo determina la microbiología de la raíz y algo de eso entra en la microbiología de la planta, por lo tanto, esa microbiología del alimento nos llega a nosotros, los animales y las personas, porque está todo conectado”.
Durante sus charlas, Luis Wall expresó su visión sobre la agricultura tradicional y la reposición de fertilizantes. “La humanidad tiene una agricultura que depende de un sistema de insumos químicos y que ignoró la parte biológica. Si uno le retira todos los químicos, el sistema al no estar preparado físicamente para producir, va a experimentar una caída de los rendimientos. Pero va a tender a recuperarse solo y la fertilidad biológica va a terminar expresándose”. Y más específicamente sobre el nitrógeno y el fósforo, el experto añadió: “Sabemos que hay ciertos minerales que seguramente habrá que reponerlos, pero en general, el nitrógeno y el fósforo hay que empezar a pensar en reponerlos sin exceso, de manera orgánica, para tratar de estimular el funcionamiento biológico del sistema”.
Hacia el final, el doctor Wall sintetizó que para medir y controlar la salud del suelo hay que manejar el microbioma, sumando como herramientas los bioinsumos (prebióticos y probióticos) y las distintas posibilidades de manejo agronómico.
En relación a los bioinsumos detalló: “al agregar los diferentes bioinsumos, lo que se está anexando son herramientas que rearman al equipo y contribuyen a reorganizar la microbiota asociada a las plantas”.
Sobre la actividad vitivinícola en particular, el experto comentó que “existen estudios recientes que muestran que el microbioma de un viñedo, muy asociado al famoso concepto de terroir, se organiza no solo geográficamente sino también por el manejo y por las comunidades microbianas de los suelos. De alguna manera, la microbiología del suelo termina impactando en la microbiología de la fruta y eso va a terminar incidiendo en la calidad del vino”.
Sobre Luis Wall
Luis Wall, es doctor en Ciencias Bioquímicas, investigador del CONICET y profesor titular de la Universidad Nacional de Quilmes. Entre otros antecedentes, Luis Wall fue investigador invitado por el Departamento de Fisiología Vegetal de la Universidad Sueca en Umeä y por el Departamento de Biología de la Universidad de Madrid. Ha publicado numerosos trabajos en revistas internacionales, ha dictado conferencias y presentado investigaciones en congresos científicos nacionales e internacionales, relacionados al tema de interacciones planta-microorganismos. Actualmente, dirige el programa de Investigación en Interacciones Biológicas (PIIB) de la UNQ.
Sobre Simbios
Simbios es una empresa mendocina que desarrolla y comercializa una completa oferta de productos y las más avanzadas tecnologías para preservar y revitalizar la riqueza del suelo.
“En Simbios consideramos al suelo como nuestro activo más importante, por lo que trabajamos en su recuperación y conservación, optimizando sus procesos naturales para la disponibilidad de nutrientes y agua. Ponemos un énfasis fundamental en considerar cada finca como un ecosistema único, adaptándonos a las condiciones edafoclimáticas para elegir con precisión los productos que impulsarán un mayor rendimiento y la mejora de calidad de los sistemas productivos a largo plazo”, sintetizan desde la empresa.
Para más información: http://www.simbios.com.ar/