Señales de un nuevo comienzo.
Durante el invierno la totalidad de la planta de vid se encuentra en receso vegetativo, sin ninguna actividad importante. Una excepción suele darse en las raíces que, con temperaturas de suelo superiores a 10 grados, pueden tener un leve crecimiento.
Pero, ¿qué sucede cuando va terminando el período invernal? Lo que pasa es conocido como el lloro de la vid: un proceso por el cual la planta indica que ha iniciado un nuevo ciclo vegetativo. Se produce una activación de su metabolismo y esas gotas que podemos ver, son la señal de que las raíces, gracias a una temperatura apropiada del suelo, comienzan a absorber agua y minerales, a la vez que movilizan una porción de sus propias reservas, hacia la parte aérea de la planta. Este fenómeno es posible no sólo porque las condiciones de temperatura y humedad del suelo son las adecuadas, sino también porque empiezan a alargarse los días.
Durante este periodo del lloro hay también activación hormonal en las raíces, cuyo objetivo entre otros, será la homogenización del posterior nacimiento de las yemas en brotación.
La movilización de estos elementos es por presión osmótica y son exudados o eliminados en forma de gotas incoloras, que se asemejan a las lágrimas y salen por los cortes de poda o heridas de los troncos y brazos.
La cantidad de agua exudada, dependerá básicamente de la humedad de suelo, el vigor de la cepa, de la variedad, el portainjerto y, sobre todo, la fecha en que se realizó la poda. Si bien el volumen que se pierde por plantas puede llegar a unos pocos litros, no implica de ninguna manera el debilitamiento de la vid.
La finalización del lloro, se da cuando se produce la cicatrización de las heridas, a modo de gomosidad, a causa de bacterias que se encuentran en los cortes o por la misma evaporación de las gotas debido al aumento de la temperatura, que es propio de la primavera. Esta cicatrización, con aspecto de gomosidad, protege a las plantas del ataque de diferentes patógenos.
Las etapas posteriores al lloro, a medida que termina el invierno y avanza la primavera, son las yemas algodonosas, las yemas en punta verde y, por último, el inicio de la brotación.
Si bien la duración del lloro es variable de acuerdo a la temporada, es uno de los espectáculos más bellos para ver y registrar en los viñedos, porque al mismo tiempo indica el final del receso vegetativo y el despertar de la naturaleza, dando inicio a unas de las estaciones más bellas del año.
