8M. Día de la Mujer.
Decir Gabriela Celeste en el mundo de la vitivinicultura argentina es sinónimo de vanguardia, profesionalismo y perseverancia. Como mujer de la vid y el vino, la figura de Gabriela emerge como un faro de inspiración y proactiva pasión.
Si alguien aún no la conoce, sepan que Gabriela es ingeniera agrónoma especializada en vitivinicultura y enología y, a lo largo de su carrera no solo ha desafiado los estereotipos de género en la industria del vino, sino que ha dejado una marca imborrable como socia fundadora y directora de Eno (anteriormente Eno.Rolland), y como creadora de Vanguarvid, junto al ingeniero Marcelo Canatella.
Gabriela es mendocina, nacida y criada en el epicentro vitivinícola de nuestro país. Su amor por la viña y el vino no llega por herencia familiar (¡o sí!). Ella recuerda que de niña le gustaba acompañar a su papá a la finca familiar, participar de la cosecha de las uvas; y ser parte de lo que era una especie de hobby, más que un medio de vida para la familia.
Esa misma niña a la que le gustaba la vida de campo, se imaginaba en una estancia criando vacas, algo más cercano a lo que se vive en la Pampa húmeda. Era indudable que le tiraba la tierra y eso la movió a estudiar en la Facultad de Ciencias Agrarias, donde finalmente se reconoció como una apasionada por la enología y la viticultura. Desde sus primeros días en un viñedo, Gabriela mostró una determinación inquebrantable para abrirse camino en un mundo mayoritariamente masculino.
Su viaje en la industria del vino comenzó con humildad y tenacidad… e incluso, tuvo que atravesar injusticias de género (muy “normales” en esa época). Para muestra un botón: “en mis primeros trabajos en bodega me llegaron a decir que mi perfil era el que estaban buscando, pero que hubiesen preferido un varón, así que les pedí tener la oportunidad de cubrir ese puesto, aunque fuese con un sueldo mínimo, porque lo que quería era aprender, así fue que me pagaron como a un operario”.
No solo a aprender fue Gabriela en aquel primer trabajo en Bodega Trapiche, también estuvo en el lugar indicado, a la hora justa para ser protagonista de un encuentro que podríamos llamar serendípico. Durante la cosecha del ’96, la ingeniera Celeste tuvo un encuentro casual con el renombrado enólogo francés Michel Rolland, una vivencia que marcó un punto de inflexión en su vida y la llevó a una pasantía en Burdeos, para convertirse más tarde en la mano derecha de Rolland en Argentina.
A través de su asociación con Michel Rolland, Gabriela no solo adquirió conocimientos técnicos y habilidades enológicas de vanguardia, sino que también se convirtió en una defensora incansable de la calidad y la innovación en la industria del vino argentino. Fundó Eno.Rolland en 1999, estableciendo un laboratorio de análisis enológicos que se convirtió en un pilar fundamental para las bodegas de toda la región. En diciembre de 2021, Gabriela Celeste adquirió la totalidad del laboratorio y hoy, sigue conduciendo los destinos de Eno, empresa que brinda servicios de asesoramiento vitícola y enológico, y cuenta con equipamiento especializado para la realización de los más diversos análisis enológicos.
Un vino llamado Escarlata
El camino de Gabriela no estuvo exento de desafíos y adversidades. En una época en la que las mujeres en puestos técnicos eran escasas en las bodegas argentinas, Gabriela enfrentó resistencia y escepticismo. Sin embargo, su dedicación y su compromiso con la excelencia la llevaron a superar todas las barreras, convirtiéndola en un modelo a seguir para las mujeres jóvenes que aspiran a desempeñarse en la industria vitivinícola.
Uno de los logros más destacados de Gabriela es la creación de su propia marca de vinos: Escarlata, en 1999. Esta iniciativa personal refleja su pasión por la innovación y la expresión artística a través del vino. A lo largo de los años, Escarlata ha ganado reconocimiento y admiración por parte de los consumidores, demostrando el talento y la visión de Gabriela como enóloga. ¿Por qué Escarlata? “Fue por Scarlett OʼHara, la actriz protagonista de ‘Lo que el viento se llevó’; una mujer con carácter y con un nombre con impronta, que me inspiraba solidez. Y eso es lo que quería para mí y para mi vino, por eso los llamé Escarlata”.
Dejar una huella
Trascender, ser eco para las futuras generaciones, que recuerden nuestro paso, dejar un legado que perdure en el tiempo… son algunas de las motivaciones más profundas que guiaron a Gabriela hasta su más reciente proyecto: Vanguarvid.
Su capacidad para comunicar, su pasión por la educación y el amor por la vitivinicultura la llevaron a lanzar esta plataforma de contenidos enológicos y vitícolas, junto al ingeniero agrónomo Marcelo Canatella.
Años craneando la idea, mucha inversión, una profunda convicción para vencer todos los obstáculos y animarse a ser portavoces de la vid y el vino; compartiendo sus valiosos saberes y creando una experiencia única de aprendizaje para aquellos interesados en profundizar sus conocimientos en viticultura y enología.
Este repaso por la historia y los logros de Gabriela ratifican su influencia en la industria del vino. Se trata de una mujer cuyo compromiso con la calidad, la innovación y la igualdad de género, ha dejado una marca indeleble en la comunidad vitivinícola argentina y ha allanado el camino para futuras generaciones de mujeres enólogas y viticultoras.
En el Día Internacional de la Mujer, celebramos a mujeres como Gabriela, cuyo coraje, determinación y pasión han transformado la industria del vino y han inspirado a otras mujeres a perseguir sus sueños más allá de los obstáculos que puedan encontrar en el camino. Gabriela es un recordatorio poderoso de que el talento y la excelencia no tienen género, y que el futuro de la viticultura y la enología será aún más brillante gracias a la diversidad y la inclusión.