Más allá de la vendimia.

Está claro que el enólogo tiene un papel clave durante la cosecha de las uvas y la puesta en marcha de la vinificación… son semanas frenéticas, de mucha dedicación profesional. Pero, las tareas de los enólogos se extienden a lo largo de todo el año:

– En la viña, tienen que conocer y comprender el suelo, el clima y todo lo que la vid necesita para su cuidado. Y gestionar el viñedo para adaptarlo a las exigencias del mercado.

– En la bodega, son los responsables de supervisar los análisis físicos, químicos y microbiológicos… y también evaluar las características organolépticas del vino.

– Los enólogos controlan la producción y la calidad de la uva, gestionan todo el proceso de elaboración: desde la cosecha, la selección de la materia prima, hasta el control de las fermentaciones.

– Se deben ocupar de mantener los estándares sanitarios, de higiene y de seguridad.

– Y como hacedores, son los encargados de diseñar las técnicas de crianza y conservación del vino.

– Más tarde, deben supervisar el fraccionamiento y vestido de las botellas.

– Y muchas veces, también se ocupan de hacer llegar su producto a los clientes, es decir, venderlo. Aquí entran en juego los conocimientos en ventas, marketing y economía que se adquieren durante el desarrollo de su actividad formativa.

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